lunes, 15 de septiembre de 2008

Algo de Roy Berocay

"Hay una cosa muy afectiva en la literatura infantil, cuando te encontrás con los niños te tratan como si fueras un amigo de toda la vida."
Entrevista con Roy Berocay


por Fabiana Margolis

Foto de Roy Berocay

Los comienzos de un escritor

Roy Berocay nació en la ciudad de Montevideo en 1955. Escritor, periodista y músico, es uno de los principales exponentes de la literatura infantil uruguaya. Dice que escribe por necesidad, porque no podría no hacerlo, y esa necesidad se traduce en más de veinte libros publicados, entre los que se encuentran las historias de Ruperto, el sapo detective más famoso del arroyo Solís Chico.


—¿Cómo llegaste a la literatura para niños?

—Mi llegada a la literatura infantil tiene un alto componente accidental. Siempre les leía cuentos a mis hijos, sobre todo Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga, y llegó un momento en que quería encontrar otro libro que les generara el mismo interés que ése, que tuviera ese mismo grado de intensidad, pero no encontré nada. Ahí fue cuando decidí contarles yo mismo los cuentos, inventando mis propias historias. Con el tiempo se fue volviendo una costumbre: todas las noches les contaba un cuento. En ese entonces, yo había publicado una novela para adultos y el editor de ese libro me planteó escribir para chicos. Me acordé de aquellas historias y así surgió Las aventuras del sapo Ruperto (1).


—¿Cómo influyeron tus hijos y tus nietos en tu literatura?

—Mis hijos han influido muy directamente, porque todo lo que escribía se los leía a ellos. De hecho probaba mis originales con ellos y cambiaba cosas en función de lo que me decían. Tuvieron un grado de incidencia bastante alto en mi literatura. Mis nietos no han incidido más que como lectores. Tal vez sí cuando pienso en escribir algo que les pueda gustar a ellos, pero siempre como posible público.

—¿Qué es, para vos, escribir?

—Antes que nada, escribir es una necesidad vital. No podría vivir sin escribir, como tampoco podría vivir sin hacer música. No creo en escribir para lograr algo: para vender, para ser popular. Empecé a escribir porque no podía no hacerlo. La necesidad de expresarme desde la adolescencia —escribía letras de canciones, poemas, cuentos, grandes reflexiones sobre cómo salvar a la humanidad— era muy fuerte. Se fue dando todo un proceso que tenía mucho que ver con lo que leía. También influyó mucho el hecho de admirar a determinados escritores, querer ser como esas personas, leer en entrevistas lo que pensaban, lo que vivían. Siempre fue una necesidad, un llamado.


Descubriendo la historia

—¿Cuál es tu metodología de trabajo? ¿Corregís mucho?

—Creo que en la escritura tiene que haber dos etapas. Primero escribo y me dedico más que nada a descubrir la historia. Una vez que tengo la historia, la desarrollé y llegué al final, empiezo a corregir. Vuelvo al principio y empiezo a trabajar en el pulido de la trama. Pulir siempre es más tirar que agregar. La primera parte es la divertida, porque es la de la creación, la búsqueda, la invención de los personajes. La segunda parte tiene que ver con cómo hacer que todo ese mecanismo encaje, funcione correctamente, es una parte de mayor trabajo y precisión. A mí me divierte mucho buscar la historia, la parte de la creación: eso de despertarse a las tres de la mañana y decir: "¡claro, a Fulano le pasa tal cosa!", e ir a anotarlo porque si no te olvidás de las mejores ideas.

—¿Tenés algún lugar preferido para escribir?

—No, escribo en el comedor de mi casa. Pero tengo horarios: antes escribía de noche, tarde, cuando todos se iban a dormir; ahora cambié y estoy escribiendo de mañana, antes de que todos se levanten. De todos modos, por el hecho de haber trabajado muchos años como periodista, tengo un gran poder de concentración y puedo escribir en cualquier lado, incluso con ruidos a mi alrededor.


La literatura infantil

—¿Cómo ves el panorama actual de la literatura infantil uruguaya?

—Creo que se dan cosas muy parecidas a lo que pasa acá, en Argentina. Hay una industria de la literatura infantil y juvenil, cosa que antes no existía. Hay un incentivo muy grande al uso del libro en las escuelas; podríamos decir que hay una preocupación por defender y promover el libro. Y hay una serie de autores, ilustradores y editores muy capacitados. Me parece que el panorama es muy bueno. Muchas editoriales uruguayas comentan que lo que más venden, proporcionalmente, es literatura para niños. Es muy parecido a lo que pasa acá, con la diferencia del tamaño, claro.


—Vos tenés algunos libros publicados en México. ¿Les han hecho cambios para "adaptarlos" al lenguaje de allá?

—Tengo siete libros publicados allá y creo que están funcionando bien. Hubo una edición de Pateando lunas (3) hace mucho tiempo, para la cual la Secretaría de Cultura hizo una especie de adaptación al lenguaje local, pero después salió la edición de Alfaguara, que hasta donde sé se mantuvo en su lengua "original", que también está funcionando bien. Creo que pasa sobre todo eso: están muy ocupados con los autores locales como para darle también cabida a otros autores, salvo cuando viene alguna cosa muy grande e importante de afuera.

—Has dicho que "escribir para niños es una primera línea de combate en una guerra no declarada". ¿Por qué?

—Porque yo creo que hoy en día los niños están bajo un bombardeo intenso, donde no todo es bueno. La televisión, Internet, la computadora, la calle, las cosas que pasan. Dentro de todas esas cosas, hay algunas que distorsionan y para que un chico sea capaz de absorber y aprender a moverse en ese mundo tiene que desarrollar la imaginación y la inteligencia. Para eso leer es fundamental. Además, si los chicos de ahora no leen, ¿quién va a leer a los grandes autores dentro de diez años? El desafío es generar y mantener toda una generación de lectores que después sí van a leer a los clásicos y con esa formación algún día van a poder hacer las cosas que nosotros no pudimos. Nuestro trabajo es atraer a los niños hacia los libros, utilizando todos los recursos que podamos, porque el solo hecho de que un niño se siente a leer ya es una victoria. Es una primera línea de difusión de la cultura. Creo que hay mucha gente que no se da cuenta de eso.

Personajes de novela

—Algunos personajes de tus novelas rompen con estereotipos o plantean rasgos poco habituales en los libros para niños, como por ejemplo Mayte, una niña que quiere ser jugadora de fútbol, o el abuelo que se enamora en El abuelo más loco del mundo. (4) ¿Cómo surgen estos personajes? ¿Cuál fue la respuesta de tus lectores?

—No sé muy bien cómo nacen los personajes, a veces sencillamente aparecen en mi cabeza como si siempre hubiesen estado allí, esperando el momento de cobrar vida. La respuesta ha sido más que buena: Pateando lunasEl abuelo más loco del mundo es uno de mis libros más populares en Uruguay. (cuya protagonista es Mayte) es mi libro más vendido en Uruguay y México, y

—¿Cuáles son tus futuros proyectos?

—Acaba de publicarse Juanita Julepe y la máquina de olvidar (5) que es una historia completamente distinta a todo lo que hice hasta ahora, muy aventurera y fantástica. En Uruguay salió hace poco Ernesto, el exterminador de seres monstruosos y otras porquerías, que es un libro muy humorístico, y otro que se llama Rocanrol (6), que cuenta mi vida relacionada con la música. Por suerte son libros que están marchando muy bien allá.

¡Ruperto insiste!

—Contaste antes cuál fue el origen del Sapo Ruperto. ¿Fue cambiando el personaje a lo largo de los años?

—Sí, ya que cuando empecé a escribir tomé como posible destinatario a uno de mis hijos, que es el del medio. Cuando escribí el primer libro, Las aventuras del sapo Ruperto, él tenía cuatro años. Ahora él tiene veinticuatro, así que lo dejé de lado. Al empezar el segundo, él tenía seis y después nueve cuando escribí Pateando lunas. El personaje fue creciendo, en la medida en que él crecía. También creció el sapo: pasó de ser un sapo niño a ser un sapo tal vez más cansado y más vago —más maduro también— en los últimos libros. Si uno no los lee en orden, eso se pierde.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Te invitamos!!!!!!!!

Mañana se realizará la jornada nacional de lectura! Aquí estamos las maestras de la mañana terminando de organizar la jornada. ¡Qué bueno! Va a estar re genial!!!!!

martes, 2 de septiembre de 2008

ALGO DEL APARATO MASCULINO

Estructura y Función del Aparato Reproductor Masculino.

Testículo: Corresponden a las gónadas masculinas, es decir, son los órganos productores de espermatozoides o gametos masculinos. Los espermios son las células que están destinadas a fecundar el gameto femenino y formar así al nuevo ser humano.

Los testículos cumplen además la función de producir la hormona masculina llamada testosterona, la cual es la responsable del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios del hombre. Como recordarás estas son las características corporales que diferencian al hombre de la mujer. La testosterona es, por lo tanto, la responsable del cambio de voz, del desarrollo muscular, del crecimiento de la barba y del bigote, etc.

Los testículos son dos, se encuentran por fuera de la cavidad abdominal en el interior de una bolsa de piel llamada escroto. La ubicación exterior de los testículos es importante ya que se evita una alteración en la formación de los espermios debido a la elevada temperatura corporal.

El funcionamiento del testículo está regulado por la acción de hormonas producidas en la hipófisis, glándula endocrina reguladora de muchas funciones corporales. Estas hormonas comienzan a producirse en la pubertad y continúan durante toda la vida adulta. Un hombre adulto es capaz de producir más de 100 millones de espermatozoides diarios; ésos se mueven gradualmente hacia el epidídimo.

Epidídimo: Es la estructura ubicada sobre los testículos, formada por un túbulo enrollado que sirve como lugar de almacenamiento y maduración de los espermios producidos por la gónada masculina. Los espermatozoides son capases de ser almacenados y conservar su fertilidad dentro del epidídimo por un período de 42 días aproximadamente. Al cabo de este tiempo son reabsorbidos o elimindos.

Conducto espermático: Corresponde al camino que recorren los espermios hasta el exterior del cuerpo masculino. Se distinguen en él las siguientes porciones:

  • Conducto deferente: porción del tubo que va desde el epidídimo hasta el lugar de llegada de las secreciones de las glándulas seminales.

  • Conducto eyaculador: porción del tubo que pasa por el interior de la próstata.

  • Uretra: última porción del conducto. Corresponde a la zona que es común para el sistema reproductor y urinario y termina por recorrer el interior del pene.

Vesículas seminales: Son dos glándulas que producen y vierten un líquido viscoso llamado semen, el cual contiene agua y nutrientes para los gametos masculinos.

Próstata: es una glándula única que aporta sustancias especificas que favorecen la sobrevivencia de los espermios.

Pene: Es el órgano de la cópula, está formado por tejido esponjoso y vascular que permiten su erección, así los espermios pueden ser depositados en el interior del sistema reproductor femenino.